La Lucha de Calles: a 40 años del Cordobazo

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Prof. Ricardo D. Solís

(El siguiente texto se encuentra disponible para su discusión en “Redes y Grupos”)

Entre algunos compañeros venimos notando que evocar el Cordobazo del ’69 suena como melodía a los oídos militantes. Si bien el debate intelectual sobre el Cordobazo sigue generando airadas polémicas, resulta atractivo hacer algunas comparaciones de época y usar aquella pueblada como esquema de análisis de algunos eventos de insurrección actuales.
El Cordobazo fue una insurrección clasista. Considerando especialmente la situación global de la clase obrera argentina de entonces, la proscripción del peronismo y el potencial concientizador del “entrismo” de izquierda en los gremios. Pero también, y muy especialmente el protagonismo estudiantil. La mentada alianza obrero-estudiantil tuvo, quizás como nunca, una expresión ejemplar y ejemplificadora para las generaciones venideras. Y quizás las características del liderazgo de Agustín Tosco, sean hoy las que más atractivo producen a la hora de pensar “la organización de la lucha”.

Entre las múltiples discusiones generadas se encuentra la de si fue organizado o espontáneo. Este es un punto de gran interés en el debate actual. También hoy día nos encontramos ante la disyuntiva de si las protestas son o deben ser organizadas o espontáneas. Incluso en el plano de la construcción de poder político territorial. Tanto en el nivel de espontaneidad y organización nos encontramos con la presencia de las nuevas tecnologías disponibles como herramientas, “nuevas armas de combate” para encauzar la lucha (nota diferencial con el ’69). El activismo, sustancial a las luchas populares se ha pluralizado, hoy nos encontramos que se “activan” protestas desde los más diversos planos de la realidad social, los actores son múltiples y volátiles como los medios que usan, de ahí que resulte difícil aprehender sus ideologías, proyectos políticos y su vocación revolucionaria. Elementos que parecieran estar mucho más claro en el Cordobazo: “ni golpe, ni elección: revolución”.
Pero la lucha de calles es una realidad incontrastable que se vincula a la organización territorial de cientos de micros movimientos territoriales, comunidades cibernéticas, redes identitarias y en menor medida a los tradicionales gremios y movimientos estudiantiles, cuando éstos “movilizan” lo hacen a gran escala y con un componente claramente organizativo, donde cualquier análisis de espontaneidad esta fuera de lugar.

Organización o Espontaneidad:“la enseñanza del Cordobazo”

En realidad el Cordobazo fue las dos cosas y esta es su enseñanza. La capacidad de sostener las luchas en la combinación de actores múltiples, ‘integrados’ y ‘volátiles’, ‘cuadros’ y ‘simpatizantes’, ‘los de siempre’ y ‘los arrimados’, combinando los proyectos políticos con los horizontes inmediatos que imponen las necesidades cruciales. La cadena fuerte de la organización que ofrecen gremios y movimientos estudiantiles, encuentran su “eslabón débil” en la protesta territorial, identitaria y de micropoder de los que padecen situaciones invisibles a los ojos de las dirigencias corporativas.
El poder que disputa el espontaneísmo no es el mismo que pretende la lucha estratégica, para disputar el poder se necesita vocación política y esta siempre trasciende el reclamo por derechos vulnerados sean individuales o de sector. Curiosamente el “resurgimiento” del espontaneísmo luego del 2001, pareciera cuestionar la representatividad lisa y llanamente de cualquier dirigente, esto entre otras cosas, es consecuencia de la explosión de planos de realidad a la que nos exponen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. El bombardeo constante y persistente de información hace que lo único que podamos ver es lo que se mueve, cambia generando una preocupante capacidad para el olvido. Por eso, fenómenos como la construcción política, el fortalecimiento de procesos asociativos, la planificación estrategica de luchas, carezcan de interés, al menos, para la vidriera de los medios. Como consecuencia, todo parece espontáneo o manipulado por desconocidos, a lo que se agrega la tendencia que tampoco esto importa demasiado.
Un capítulo aparte, requiere considerar el estilo de liderazgo que ha trascendido de Agustín Tosco, para ello podemos citar al representante interamericano que en ocasiones de elaborar un informe sobre el movimiento obrero argentino, dice: “si bien la mayoría de los observadores dice que Tosco tiene cualidades mesiánicas, no representa un número importante de sindicatos” … a pesar de este análisis ocurrió el Cordobazo... El liderazgo de Tosco se caracterizó por su acompañamiento de las bases y esta cercanía valió como para unir en la lucha “espontaneidad y organización”.
Bueno, la comparación histórica respeta poco los contextos y coyunturas de ahí que resulta intencionada, pero evocar momentos históricos tan trascendentes y rescatar de ellos su capacidad propositiva, ya no solo como móvil de futuras luchas, sino como hicimos acá, como esquema para el análisis de lo actual, es también una posibilidad intelectual necesaria.

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